Semáforo Solar
El desarrollo del cáncer de piel, en particular del melanoma maligno, se debe fundamentalmente a la acumulación de la radiación ultravioleta recibida al cabo de los años.
Semáforo Solar
El desarrollo del cáncer de piel, en particular del melanoma maligno, se debe fundamentalmente a la acumulación de la radiación ultravioleta recibida al cabo de los años. El origen de esta radiación tiene causa natural (el Sol incidiendo directamente sobre la piel desprotegida) o artificial (exposición voluntaria en camas solares).
Por suerte, esta última práctica ha caído bastante en desuso, por lo que hoy en día la prevención de cánceres de piel se centra básicamente en alertar a la población acerca del riesgo de tomar sol en determinados días y horarios.
Desde hace unos 25 años, la Organización Mundial de la Salud ha venido impulsando una campaña global para que el gran público (1) reconozca esta insana consecuencia de la radiación ultravioleta solar, y (2) pueda acceder a los pronósticos de índices UV esperados en cada lugar. La propia OMS ha elaborado la siguiente cartilla, donde se identifica el índice UV solar con su grado de riesgo para la salud humana.
La radiación UV solar que nos llega depende de varios factores (porcentaje de cielo cubierto y tipo de nubes, altura sobre el nivel del mar, reflexión del suelo, etc) pero por lejos el principal factor es la altura del Sol en ese momento. Dado que la radiación solar que llega hasta la superficie terrestre se ve en parte atenuada por la acción de la atmósfera, cuanto mayor es la altura del Sol en el cielo (o sea, cuanto más perpendicularmente incidan los rayos solares y por tanto menor sea la porción de atmósfera interpuesta), mayor será el perjuicio para la piel.
Es por ello que los dermatólogos advierten muy seriamente acerca del riesgo de tomar sol cercano al mediodía en verano — esto es, durante aquellos períodos cuando el Sol permanece muy alto en el cielo.
Sin embargo, la expresión «tomar sol cercano al mediodía en verano» es de por sí ambigua. ¿Cuál es el intervalo «cercano al mediodía» potencialmente perjudicial para la salud? Algunos dicen entre las 10 y las 16 horas, otros entre las 10:30 y las 17 horas, o cualquier otro intervalo parecido. De hecho, la alusión al mediodía debería referir al mediodía solar, esto es, no a las 12 horas de nuestros relojes de pulsera sino al momento cuando el Sol alcanza ese día su punto más alto en el cielo local.
Incluso la referencia al «verano» no es del todo correcta, dado que soslaya el hecho objetivo que durante la primavera el Sol alcanza las mismas alturas que durante el verano (por ejemplo, la trayectoria aparente del Sol en el cielo local durante el día 21 de enero es la misma que ocurre a lo largo del día 21 de noviembre, de igual manera que la trayectoria durante el 21 de febrero es la misma que para el 21 de octubre). Y ciertamente, el riesgo de exposición al Sol durante el 21 de diciembre no es el mismo que para el 21 de enero/noviembre, o que para el 21 de febrero/octubre.
Existe una sencilla y bastante aproximada asociación entre los tres niveles de índice UV definidos por la OMS y las alturas relativas del Sol sobre el suelo local. En efecto, los dos niveles “UV bajo” (índices UV 1 y 2) se corresponden con alturas del Sol por debajo de los 45 grados por sobre el horizonte; los cinco niveles “UV moderado a alto” (índices UV 3 hasta 7) se corresponden con alturas del Sol comprendidas entre los 45 y 50 grados por sobre el horizonte; mientras que los niveles “UV muy alto a extremo” (cualquier índice UV que resulte igual o por encima de 8) se corresponde con alturas del Sol superiores a los 50 grados por sobre el horizonte.
En cualquier lugar del territorio uruguayo, los 45 e incluso los 50 grados de altura del Sol sobre el suelo local se alcanza no solo durante algunas horas próximas al mediodía para cualquier día de la primavera o verano, sino también durante algunos días del otoño y del invierno, tal como se muestra en la gráfica adjunta (las curvas de color corresponden a los días 21 de cada mes, comenzando por la roja superior del 21 de diciembre, la siguiente naranja del 21 de enero/noviembre, la siguiente amarilla del 21 de febrero/octubre, y así hasta la violeta inferior del 21 de junio).
De manera que, salvo durante unos cuatro meses (los dos previos y los dos posteriores al 21 de junio), la exposición directa al Sol resulta potencialmente riesgosa alrededor del mediodía solar en Uruguay todo – por supuesto que los resultantes intervalos de malignidad no son iguales a lo largo de tales ocho meses.
El semáforo solar ha sido concebido precisamente a los efectos de indicar de forma clara y sencilla el potencial riesgo que representa para la piel su exposición directa al Sol en ese momento y en ese lugar.
Básicamente se trata de un reloj solar muy particular (técnicamente denominado cuadrante ecuatorial) el que consiste en dos caras opuestas: la superior, donde el Sol habrá de incidir a lo largo de cualquier día de la primavera y el verano, y la inferior, donde el Sol habrá de incidir durante cualquier día del otoño y del invierno.
En cada cara de dicho reloj solar le hemos introducido las correspondientes curvas que indican, para cada día del año, el momento en que la altura del Sol en el cielo local alcanza los 45 y los 50 grados, delimitando así áreas pintadas de verde, amarillo y rojo. Tan solo estos 5 grados de diferencia hacen que la intensidad de la radiación solar a los 50 grados de altitud sobre el horizonte resulte ser un 10% mayor que a los 45 grados.
El plano de simetría vertical del semáforo solar debe contener al meridiano local, y las dos caras del semáforo deben tener una inclinación exacta a la co-latitud del lugar (lo que hace que ambas caras resultan paralelas al plano del ecuador terrestre), de manera tal que el eje del elemento central en cada cara que producirá la sombra a visualizar resultará paralelo al eje de rotación de la Tierra. Es por ello que a lo largo de cualquier día del año el Sol iluminará una sola de las dos caras del semáforo, salvo exactamente durante los equinoccios – cuando a lo largo de tales días el Sol solo incidirá en el canto superior del semáforo. El semáforo solar se puede hacer de cualquier medida, pero para facilitar su señalización entendemos muy apropiado que las caras sean de unos 75 x 75 cm, a su vez quedando a unos 75 cm del suelo.
El funcionamiento del semáforo solar es bien sencillo: tan solo basta ver el color de la zona en que se ubica la punta de la sombra arrojada por el conito central. Si la punta de la sombra recae sobre un área pintada en verde, en ese momento el Sol se ubica en el cielo local a menos de 45 grados sobre el horizonte, y por tanto exponerse en ese momento y lugar directamente a sus rayos resulta un riesgo menor. En cambio, si la punta de la sombra incide sobre alguna de las zonas pintadas en amarillo significa que la altura del Sol ya se ubica entre los 45 y 50 grados, por lo que su incidencia directa sobre la piel sin protección conlleva un riesgo no menor. Por supuesto que si la punta de la sombra recae en la zona roja del semáforo, resulta entonces que el riesgo de recibir directamente la radiación solar en la piel es mucho mayor.
Obviamente, el semáforo solar no requiere alimentación eléctrica para funcionar. Una vez instalado, no demanda ningún tipo de mantenimiento, ni necesita ser re-calibrado. Su indicación del riesgo que representa para la piel desnuda exponerse al Sol sin protección alguna, en ese momento y en ese lugar, es fácilmente comprendida por transeúntes de cualquier edad que se paren a su frente
Su construcción es sencilla, demandando únicamente una correcta ejecución del correspondiente cálculo de diseño (es necesario adecuarlo a la latitud del lugar donde habrá de funcionar), a partir de elementos aptos para resistir el paso del tiempo a la intemperie. El costo unitario total de los semáforos solares ya en servicio fue de unos U$S 360 (más IVA), incluyendo la provisión a todo color de los dos paneles inferiores a cada lado – los que, por su gran visibilidad, resultan especialmente apropiados para promoción comercial o institucional de cualquier tipo. Su instalación in situ es también sencilla, aunque por supuesto hay que cuidar que quede correctamente posicionado y orientado.
El semáforo solar ha sido inventado y desarrollado por el uruguayo Eduardo Manuel Álvarez, ingeniero industrial egresado de la UDELAR, quien además cuenta con una maestría en astronomía realizada en la Swinburne University of Technology (Melbourne, Australia). El dispositivo ha sido patentado ante el Ministerio de Industria, Energía y Minería (Diseño Industrial 4754), y fue avalado por la Sociedad de Dermatología del Uruguay, entidad que expresamente recomienda su instalación en espacios públicos tales como “escuelas, estadios, plazas y playas”.
Por último, se incluyen tres imágenes que recrean cómo luciría el semáforo solar instalado en una plaza ficticia, más otras cuatro que lo muestran en algunos de los lugares donde ya opera en servicio.